En algún momento del día, alguien piensa en ti. Es esa persona, la que rozas cada mañana, la que siente un escalofrío cada vez que sonríes, en la que no te fijas…El mundo es muy grande, y tú muy pequeño. Pero eso no impide que haya alguien que todas las noches, antes de ir a dormir, piense en qué tal estarás, cómo te encontrarás, si has llorado ese día o si, quizás, hayas vivido ya el mejor momento de tu vida. Se queda tumbado en su cama, susurrando tu nombre en mitad de la oscuridad para que, aunque sea sólo por unos instantes, te hagas real para él. Aunque ya lo eres, eres tan real, que no puede respirar sin sentir que se ahoga, poco a poco, en esas lágrimas que reprime porque cree que ya no vale la pena. No, no cree eso. Pero quiere creerlo, porque si no lo hace, su corazón seguirá tan roto como lo está ahora.
Un día piensa en que igual está perdiendo el tiempo, que ya no siente nada por ti. Pero entonces te ve, sonriendo, y vuelve a pensar en que todo se para cada vez que tiene la suerte de estar a tu lado, que el mundo ya no existe ahí fuera, que quizás tenga una oportunidad contigo. Y eso le anima, aunque sea sólo un poco, a seguir luchando cada día por esa oscura realidad que no tiene sentido sin ti.
Se levanta cada madrugada y te ve pasear a lo lejos. Su corazón se acelera pensando en que igual hoy es ese día, el día en que te das cuenta de que camina a tu lado, el día en que te das cuenta de que existe… Pero no lo haces. Tu cabeza se gira en sentido contrario y su corazón, lo que queda de él, se hace trocitos. Camina más deprisa para que no veas que está llorando, para que el viento seque las amargas lágrimas de un triste desamor.
En ese momento, tus cosas caen al suelo. Escucha el estruendo y se gira con asombrosa agilidad. Su corazón había empezado a cicatrizar, como le ocurría cada mañana después de verte, pero le da igual. Se acerca a ti y recoge en silencio. Vuestras manos se rozan y su corazón se desboca, pensando en que igual tú también la has notado, que has notado esa magia. Pero tú te levantas y le miras. “Gracias” dices, y se siente en las nubes. Las 7 letras más bonitas que ha oído en su vida. No acierta a decirte nada y ve cómo te alejas. Y se siente feliz, porque le has dicho algo, te has dado cuenta de que existe, de que está a tu lado…
Se marcha a su casa, con una sonrisa boba en la cara. Se tumba y cierra los ojos. Quizás nunca te des cuenta de que él sueña contigo cada noche y que, cada vez que piensa en ti, siente que todo es posible. Nunca le darás una oportunidad, no es “tu tipo” como tú dices, pero le da igual. Sus sueños viven muy dentro, y jamás matará la ilusión que los mantiene vivos. Y es que… en algún momento del día, alguien piensa en ti. Es esa persona, la que rozas cada mañana, la que siente un escalofrío cada vez que sonríes, en la que no te fijas…
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